Descubriendo los Biotipos de la Esquizofrenia: La Vía Hacia la Precisión Terapéutica
La investigación del grupo SUCEDE se ha centrado en desglosar la heterogeneidad de la esquizofrenia mediante la identificación de biotipos cerebrales distintos, buscando superar las limitaciones de los diagnósticos basados únicamente en síntomas. Los estudios iniciales, que se remontan a 1996, observaron que los pacientes con esquizofrenia que respondían eficazmente al fármaco clozapina ya presentaban un perfil neurobiológico diferente, con mayor actividad inicial en los ganglios basales y el tálamo. Curiosamente, el efecto terapéutico de la clozapina se asociaba a una disminución (hipoactivación) de la actividad en estas y otras regiones clave, como la corteza prefrontal, sugiriendo que la mejora radica en compensar una hiperactividad cerebral basal.
Posteriormente, la investigación identificó dos grupos principales (Clusters), basándose en la anatomía y la cognición. El Cluster 1 (más alterado) se caracteriza por cambios anatómicos severos, como una reducción del grosor cortical y un plegamiento cerebral más pronunciado, además de presentar peores déficits cognitivos. Este grupo exhibe una disfunción en la inhibición cortical, lo que se refleja en una menor capacidad de modulación de la actividad cerebral (menor complejidad) y una hiperactivación basal en ciertas bandas. De manera crítica, estos pacientes en el Cluster 1 muestran peores resultados en la vida real, incluyendo una menor tasa de empleo y más reingresos hospitalarios.
En contraposición, el Cluster 2 (menos alterado) mantiene una anatomía y una cognición más cercanas a los controles sanos. El principal objetivo de estos hallazgos es impulsar el desarrollo de una medicina de precisión en psiquiatría. Al identificar con precisión los déficits neurobiológicos subyacentes, como el déficit inhibitorio en el Cluster 1, la ciencia puede avanzar hacia el diseño de ensayos clínicos dirigidos con nuevos fármacos que modulen específicamente la transmisión gabaérgica u otros sistemas afectados, optimizando así los tratamientos más allá de la clasificación tradicional de los síntomas.
Estos descubrimientos plantean una hoja de ruta clara para el futuro de la investigación, alineándose con tendencias internacionales que también buscan subgrupos basados en la biología. Actualmente, el grupo se enfoca en estudiar cómo estos patrones de inhibición pueden ser corregidos farmacológicamente, evaluando si los tratamientos que actúan sobre el sistema inhibitorio (como los receptores GABA) tienen un mejor efecto en los pacientes con un déficit inhibitorio más marcado. El desafío principal radica en reclutar la muestra necesaria para confirmar estas predicciones y hacer de la predicción de respuesta a antipsicóticos a través de neurobiología una realidad en la práctica clínica.